La colección en su mayoría se componía de conjuntos de color negro que combinaban diferentes texturas, lentejuelas y un minucioso trabajo de aplicaciones y detalles colocados a mano. También, hubo espacio para tonos como el dorado. Los vestidos se movían como oro líquido sobre el cuerpo de las modelos y delineaban perfectamente su silueta. La confección de las prendas no tenía nada que envidiar a las elaboradas fuera del país. Cada ruedo, lentejuela, zipper y detalle estaba colocado de forma perfecta.
Definitivamente, me quedé con un buen sabor de boca y me siento muy feliz de ver la evolución de Imer y Tony en cada colección. El esfuerzo y dedicación que ponen en cada una de sus prendas y su humildad han hecho que poco a poco su marca sea una de las más solicitadas por las guatemaltecas. Los dejo con algunas imágenes de la pasarela, tomadas por nuestro amigo René Madrid. (Ya saben que eso de tomar fotos no se nos da mucho por acá.) Enjoy!
Fue bastante alegre toparme con algunas caras conocidas, beber un par de copas de vino y ponernos al corriente de todo lo que ha sucedido en los últimos meses.
He estado un poco ausente de este espacio por varios motivos. Pero, ¡estoy de regreso!
Gracias por leernos.
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